Lo que une a Bigote Arrocet con María Teresa Campos se llama amor. El humorista tiene un panorama económico soleado y no existe amenaza de tormenta. Durante los años que estuvo en activo, amasó un buen dinero que supo invertir. Su faceta laboral, además de lo artístico, abarca el mundo de los negocios, su auténtica gran pasión. Estamos ante un hombre hecho a sí mismo que todo lo que tiene se lo ha ganado a pulso. Arrocet ni quiere ni necesita que la periodista le saque las castañas del fuego. Y ya en un plano más íntimo, el humorista ha renunciado a bastantes cosas para estar al lado de Teresa.
Bigote lo pasó muy mal cuando falleció su segunda esposa, la odontóloga Rocío Corral. Un año estuvo el humorista encerrado en su casa completamente dedicado al cuidado de Rocío. Cuando todo acabó, Arrocet sintió que estaba roto por dentro y empezó a viajar. Quería huir de Madrid y se marchó sin rumbo definido. Tras ir de aquí a allá, el humorista decidió regresar a España. Tenía pensado instalarse en Canarias. No soporta el frío y la temperatura de esas islas es ideal para él. Fue entonces cuando su vida y la de María Teresa se cruzaron. Él le habló de su deseo de irse a vivir a Lanzarote. Por su parte, la periodista expresó que si lo hacía no podrían estar juntos tanto como les gustaría debido a las obligaciones de ella en Madrid. Así las cosas, el humorista cedió para poder estar al lado de la mujer que ama.
Hace ya tiempo que Bigote está jubilado. Cobra una buena pensión y en su ánimo no estaba volver a trabajar. María Teresa quería que colaborara en su programa y se lo planteó. Él dijo no en reiteradas ocasiones hasta que su chica logró convencerle. Si por él fuera, estaría disfrutando del ocio perdido, dedicándose a aquellas cosas que durante años ha tenido aparcadas por culpa del trabajo. Son numerosas las propuestas laborales y peticiones de entrevistas que recibe el artista y muy pocas las que acepta. Lejos del interés mediático que algunos le achacan, es feliz apartado de los focos. No se mueve por dinero, tal como demostró cuando rechazó una importante oferta de trabajo en Canadá muy bien pagada.
Entre las ganas de ocio y el pago que sabe dan en televisión, Arrocet se negó en redondo a participar en la segunda temporada de Las Campos. Sin embargo, la productora del reality quería contar con él, ya que se trata de una persona clave en el universo de la periodista. Fue su manager quien tuvo que emplearse a fondo para convencerlo. Al final, aceptó. Eso sí, su aparición se limita a un solo capítulo, el primero que se ha emitido y que tanta polvareda ha levantado. A su favor juega que no le importa el qué dirán. De hecho, no es consumidor de prensa rosa. Quienes le conocen saben cómo es y con eso se queda. La opinión y los dimes y diretes de extraños se la traen al pairo.
El humorista estaba enterado de que el hijo que tuvo con una hija del desaparecido Kiko Ledgar iba a dar una entrevista al papel cuché. Fue el joven quien se lo explicó y él no puso objeción. Simplemente, le recordó que no olvidara el apellido que llevaba y que hiciera honor a él. El asunto no fue un mazazo ni para Bigote ni para sus íntimos, que conocían la historia con anterioridad. Y es que Arrocet tiene una manera directa y natural de tratar y compartir los temas que le afectan. Nada del oscurantismo que pretenden algunos. ¿Quién es la mano que mece la cuna de Bigote y Teresa?
Ya hemos explicado anteriormente que Bigote Arrocet no soporta el frío, y que por más comodidades que tenga en casa de su novia, preferiría vivir en algún lugar con temperaturas cálidas. Podría hacerlo, ya que dispone de varias propiedades diseminadas por el mundo: Madrid, Argentina, Chile y Perú son algunos puntos del planeta donde tiene casa. Sino fuera por amor, el humorista no se habría radicado en Madrid, donde en época invernal apenas sale de casa dado que no tolera las bajas temperaturas. Se resfría constantemente y no lo pasa nada bien.
Han sido varios los reportajes donde se ha fotografiado a Bigote entrando y saliendo del apartamento que tiene en Madrid, el mismo donde se hospedan sus hijos cuando vienen a verlo. El asunto ha levantado una polvareda considerable. Se habla, se dice y se comenta sobre infidelidades del humorista. Sin embargo, todo queda en ruido y nadie aporta una sola prueba. Lo acontecido ha sido objeto de largas charlas entre Arrocet y María Teresa Campos. Nadie mejor que la periodista conoce los pasos de su novio. En realidad, apenas sale de casa, y la mayoría de las veces que lo hace, lo lleva y recoge el chófer de Teresa. Sus salidas se circunscriben a su labor en ASHUMES y a reuniones relacionadas con sus negocios. No tiene que esconderse de nada y por eso le han visto y le seguirán viendo con amigas de toda la vida a las que frecuenta para charlar y tomar algo. Una cosa es que el humorista no conteste a quienes le ponen en la picota y otra muy distinta que vaya a dejar de hacer su vida. A eso no está dispuesto.
En estos días, mucho se habla del viaje que Bigote realizó a Marruecos. Lo hizo en compañía de su hermana Berta. Se trataba de una cita que ambos habían reservado en el calendario porque la distancia hace que se vean poco. La ocasión tenía mucho de especial ya que a la hermana del humorista tenían que practicarle unas pruebas médicas muy serias en España cuyo resultado podía cambiarlo todo. María Teresa lo sabía y fue la primera que insistió en que fueran de viaje y disfrutaran de su mutua compañía. Pues bien, para algunos, Berta era una más de las amantes que le han achacado al humorista.
Que Bigote y María Teresa duerman en habitaciones separadas tiene una explicación: el horario. La periodista está acostumbrada a levantarse pronto. Por su parte, el humorista, debido a los muchos años que ha trabajado por la noche, tiene el sueño cambiado. Así las cosas, mientras la Campos duerme, su novio aprovecha el tiempo para hacer negocios con personas que están al otro lado del charco o hablar con su hija Gabriela, por ejemplo. Que nadie se preocupe, porque pasión, lo que se dice pasión, hay mucha entre la pareja.