Jordi Martín es uno de los concursantes de la Sálvame Snow Week. Sin embargo, lo conocemos de antes. Sus hechos le preceden y algunos no molan nada. Aquí van nuestras diez razones para odiar al fotógrafo.
Jordi Martín nos irrita cuando amenaza con revelar información privadísima de estos y aquellos colaboradores. Y decimos nos irrita porque su actitud es bajuna y encima va de farol. No tiene nada. Todo son cábalas que se hace.
El paparazzi es especialista en atribuirse reportajes que no ha hecho. Sus compañeros fotógrafos lo saben pero pasan de decir nada porque no quieren hacerle el caldo gordo.
Jordi es uno de los grandes fabuladores de la prensa del corazón. Son varias las ocasiones en que se le ha pillado en falso y ha patinado.
En ocasiones, Jordi Martín pone unas caras que dan miedito. Se queda mirando muy fijamente, con expresión seria y empieza a decir cosas que creemos ni él mismo entiende. ¿Está poseído?
Jordi Martín tiene tendencia a inventar para salir de los líos que monta. En una ocasión, llegó a “matar” hasta dos veces en un mes a su abuelo para quitarse el pollo de encima.
Aunque se postulaba para GHVIP, la productora del espacio ha declinado sus servicios. Tanto histrionismo puede ser contraproducente para el espectador. Lo entendemos perfectamente.
Hace un tiempo, Jordi aseguraba que apenas trabajaba porque en Barcelona no le salían temas. Aseguró entonces que quería instalarse en Miami. ¿Por qué no lo hizo? Todos se lo agradeceríamos.
Tiran para atrás las ganas de televisión que tiene el fotógrafo. Está dispuesto a cualquier cosa con tal de sentar sus posaderas en Sálvame. No nos va su manera de jugar.
Traicionó a su amigo solo por dinero
Jordi Martín no dudó en cargarse su amistad con Luis Rollán por un plató de televisión y un buen puñado de euros. Sus alegaciones no sirven para justificar semejante deslealtad. Y por eso y otras cosas más, no nos fiamos de él.
El fotógrafo suele conquistar en algunos programas de televisión. Ojo, porque luego vienen los problemas derivados de sus informaciones. Inventar es fácil hasta que te pillan. Así no, Jordi.