¿Quién le iba a decir a Lydia Lozano que pasaría de estar detrás de una réflex a ser objeto de ella? La periodista tiene a sus espaldas horas y horas de guardia ante las puertas del famoso de turno para conseguir la fotografía esperada. De un tiempo a esta parte, tanto ella como su marido Charly, son deseo y meta de los paparazzi.
El formato Sálvame ha roto todos los esquemas, un reality show propio vivido en las carnes de quienes allí cohabitan. Sus vidas están expuestas y algunos de sus compañeros afirman que Lydia ya es personaje y que desde que abriese su corazón en La Caja Deluxe, ha pasado de dar información -cosa que sigue haciendo- a ser punto de interés.