No están siendo buenos tiempos para Mette Marit, la princesa díscola. A los continuos rumores sobre el “estado de salud marital” y “el escaso o ningún afecto popular que recibe su persona”, sumado al “ dudoso e incomprensible gusto a la hora de vestir”, se le une una nueva dolencia que obliga a la princesa a guardar reposo en palacio, por prescripción médica. Se trata de una “ligera neumonía que cursa con la disminución de las condiciones generales”, según confirmó Casa Real noruega en un comunicado facilitado a la prensa.
Sin embargo no es la primera vez que la princesa Mette Marit se ve obligada a guardar reposo y anular alguno de los pocos actos en solitario que hay programados en su agenda, puesto que casa real, considera que ni está suficientemente preparada, ni goza del favor del pueblo. Por este motivo, es muy habitual verla acompañada por la princesa Ingrid Alexandra, heredera del heredero al trono noruego, con el único propósito de que la pequeña sea más accesible y el pueblo noruego desarrolle afecto hacia su persona.
Un susituto muy familiar
Eso sí, como explicaba anteriormente no es la primera vez que la princesa causa baja médica. Sus recurrentes dolores de espalda le obligaron hace ya tres años a bajarse de los temidos tacones. Pero además a estas últimas bajas, la mujer del príncipe Haakon, tuvo que anular un viaje a Brasil, debido a las continuas infecciones respiratorias que padece.
En todas y cada una de las ocasiones, es su marido quien debe sustituirla, incrementando el trabajo de representación del príncipe heredero. Sin embargo, sus dolencias y sus prolongadas ausencias en el terreno laboral, no la han impedido realizar viajes de carácter privado. Muy probablemente la princesa esté somatizando los continuos rumores de crisis. De hecho, la princesa lleva años mostrándose triste, distante y desmejorada físicamente.