Vaya puntería. «Irina Shayk, la modelo a la que no le faltaba nada por hacer en el mundo de la moda excepto el Victoria’s Secret Fashion Show, se queda embarazada a pocas semanas del desfile». ¿Un resbalón? ¿Una estrategia de marketing? ¿Una cláusula alegal en el contrato? Sea como fuere, hace poco tiempo pudimos ver a Irina pillada en unas fotografías donde se observaba una perfecta e incipiente barriguita de embarazada. Poco después de estas imágenes, Irina acudía a Madrid como embajadora del vigésimo aniversario de la firma Intimissimi. Un vestido holgado y negro con corte bajo el pecho ocultaba la tripita de la rusa ante el estupor y el comentario de todos los asistentes que, si nos permitís la opinión, la vimos hasta un poquito más «rellenita» de cara.
Anoche se celebró en París la grabación del desfile más esperado del año. Y decimos grabación porque el show, al tratarse de algo tan esperado y tan bien producido, se rueda, se prepara con sumo cuidado, cariño y con una postproducción digna de un largometraje. Es un mes después cuando el desfile se emite por televisión y el mundo se paraliza. Las modelos deben lucirse al máximo pero las piezas, algunas valoradas hasta en dos millones de dólares, tienen que ser expuestas con la mejor luz, los mejores planos y las mejores cámaras high definition del mercado.
Irina Shayk era una de los ángeles más esperados de la noche y su aparición fue una fiesta en sí misma. Luciendo tripa dura y seca, el resto de sus compañeras sonreían felices y aplaudían. Ella, con una especie de chaqueta de flecos burdeos se tapaba la barriguita y hacía lo propio en el olimpo de la lencería femenina. Irina no es la primera modelo de Victoria’s Secret que hace el desfile embarazada, en 2013, Doutzen Kroes desfiló en estado pero a la holandesa no se advertía.