Antonio Banderas ha hecho un ejercicio de sinceridad para Vanity Fair en una entrevista donde ha abordado muchos aspectos de su vida. Especialmente mediático resultó la noticia del divorcio del actor y Melanie Griffith. Así fue y así es su relación: “Melanie y yo nos seguimos queriendo. Dejamos de funcionar juntos y decidimos separarnos, pero el amor perdura. A Melanie la seguiré queriendo hasta que se muera o hasta que me muera yo”.
Si cuando Antonio conoció a Melanie ella era una de las reinas de Hollywood, con el tiempo la cosa cambió. Y es que para una mujer resulta muy complicado cumplir años y encontrar proyectos cinematográficos: “Admiré a Melanie mucho antes de quererla. Es una actriz fundamental. Pero las intérpretes como ella llegan a un punto en el que dejan de recibir ofertas de papeles. Hollywood busca carne fresca y eso le pasa factura a mujeres como ella. En cambio, los hombres podemos trabajar hasta que morimos. Es una injusticia, pero no de la industria del cine, sino de toda la sociedad. Vivimos en una época en la que la belleza es parte fundamental de las relaciones humanas y en la que las mujeres tienen que parecer eternamente jóvenes”.
El actor malagueño está muy feliz junto a Nicole, una mujer que le aporta tranquilidad. Sin embargo, no tiene intención de pasar por la vicaría: “Vengo de dos matrimonios y en estos momentos no siento la necesidad de firmar cuatro papeles y creo que Nicole tampoco. Vivimos como si estuviéramos casados y no necesitamos dar ese paso burocrático para reafirmar nuestra relación”.
Así son sus nuevos planes de futuro
Sobre la tan cacareada crisis de los cincuenta, así se expresa Banderas: “La voy a sentir el día que no pueda hacer las cosas que he hecho toda mi vida. He visto a mucha gente vivir como si tuviera 20 años cuando tiene 60 y es patético. No quiero eso para mí”.
A pesar de que podría mecerse en lo conseguido, Antonio asegura: “Estoy trabajando muy duro porque quiero volver a comprar mi libertad cuanto antes. Quiero dirigir y producirme a mí mismo. No me gusta tener encima la bota de alguien que me dice lo que tengo que hacer”.
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