Charlene de Mónaco arrebata el título de la Princesa de los ojos tristes a la Emperatriz Soraya

Charlene de Monaco abandona vida publica

Más de mes y medio -casi seis semanas- ha tenido que pasar para que la princesa Charlene de Mónaco haya abandonado su encierro voluntario en la Villa de la Costa Azul. Una jaula de oro que el Príncipe Alberto puso a su disposición y donde la Princesa reside y pasa su tiempo alejada de sus obligaciones con el Principado, volcada en el cuidado de sus dos retoños.

Princess Charlene of Monaco attend the 2016 Princess Grace Awards Gala on October 24, 2016 in New York City.

El motivo de su reaparición pública ha sido la asistencia, obligada, a la entrega de unos premios en Nueva York que sirven como homenaje póstumo a la Princesa Grace, su suegra. Aunque el matrimonio pasa unos días en el idílico y gélido otoño neoyorquino, nada parece suficiente para que Charlene consiga recuperar la sonrisa que perdió el mismo día de su boda.

 

La serena belleza de la Princesa de los ojos tristes sorprendió a todos los invitados pues, su exclusivo traje de Dior, de cuello caja y manga larga, mostraba la delicada figura de la princesa que no consigue recuperar el peso que ha ido perdiendo estos años.

Han pasado ya cinco años de absoluto infeliz matrimonio entre el Príncipe Alberto y Charlene de Mónaco que, en cualquier caso, tuvo un paréntesis feliz cuando la ex nadadora consiguió darle dos hijos, Jacques y Gabriella. Pero, una vez esfumada la alegría y el entusiasmo lógicos en la pareja, Charlene decidió regresar al retiro voluntario. El mismo que, en muy pocas ocasiones, consiente romper.

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La Princesa está triste, muy triste, y no ha evitado manifestarlo en ningún momento. La tristeza se ha instalado en su semblante. No cabe duda de que, desde el día de su boda, se convirtió, in eternum, en la novia más desolada de la historia, pues nadie conseguía poner fin a las lágrimas que recorrían, veloces y enigmáticas, por sus sonrosadas mejillas. Desde entonces, arrebató el titulo de la princesa de los ojos tristes a la Emperatriz de Persia, Soraya que, tras no poder dar un heredero al Sha Mohamed Reza Pahlevi, fue completamente repudiada.