1. En su primera boda, Rocío Carrasco lució un look con el que se echó veinte años encima. Este postizo en el pelo en forma de recogido. Las uñas largas de gel. Las lentillas de colores en los ojos… Qué mareo con solo evocarlo.
2. La insoportable levedad del ser representaba Rocío Carrasco cuando era una adolescente y en la entrada del chalet de su madre le decía a los reporteros allí apostados: “Mi nombre es rocío, no Rociíto”. Ya entonces apuntaba maneras de que poco tenía que ofrecer.
3. Rocío Carrasco se ha creído que es presentadora y ya son varias las temporadas que nos mortifica desde Hable con ellas. Está claro que Dios no la ha llamado por el camino de la comunicación.
4. Hace diez años que falleció Rocío Jurado y su hija mayor todavía no ha dado el ok para que se abran las puertas del museo dedicado a “la más grande”. ¿Acaso tendrán que pasar treinta años más para que lo autorice? Francamente, nos crispa los nervios esta actitud.
5. Que Rocío Carrasco no haya invitado a sus hijos a su boda con Fidel es algo que hace daño a propios y extraños. Semejante actitud basta para odiarla.
6. Son muchos los periodistas que cuando tienen que llamar a Rocío Carrasco se encomiendan al altísimo para no perder los nervios. Y es que en cuanto se identifican, la hija de Pedro Carrasco suelta: “No te autorizo a que me grabes”. Al menos podría cambiar la cantinela. Siempre escuchar lo mismo, cansa.
7. Nos irrita Rocío Carrasco cuando se pone en el papel de Señorita Rottenmeier y hace cosas tan absurdas como dejar de hablar a su hermana Gloria Camila porque a los doce años se echó un noviete.
8. No entendemos cómo es posible que Rocío Carrasco haya cortado la relación con tantos familiares. Con uno o dos, tendría un pase, pero con la mayoría… ¿No será ella la equivocada?
9. Clama al cielo que Rocío Carrasco lleve cuatro años sin hablarse con su hija mayor y que un día que ésta la telefoneó, le dijera: “Aquí no llames más. Yo no soy tu madre”.
10. María Teresa Campos dice que Rocío es como una hija más. Terelu y Carmen Borrego la catalogan de hermana. Y ella, la protagonista de esta historia, las considera de su familia. Entonces, ¿por qué no se cambia el apellido y pasa a llamarse Rocío Campos?