Era, sin ningún género de dudas, la entrevista más esperada de la semana. La intervención de Amador Mohedano en Sálvame Deluxe no solo no decepcionó, sino que sorprendió. Gustó la sinceridad del hermano de Rocío Jurado y la claridad con la que afrontó todas las polémicas familiares. Las de ahora y las de antes. Porque Amador hizo un brillante ejercicio de memoria para aclarar cuáles fueron los motivos reales del enfrentamiento de Rocío Carrasco con su familia: «Ella nos reunió a todos, vino con su abogada, y cuando le dijimos que las cosas de la herencia no encajaban, se levantó, se fue con su acompañante y nos dijo que nos buscáramos la vida. El dinero, una vez más, como hilo conductor en una historia en la que también ha habido grandes enfrentamientos: «Cuando la albacea empezó a hacer la repartición, mi cuñado Jose Antonio se dio cuenta que el reparto no estaba siendo equitativo y protestó. Rocío, muy enfadada, dijo que era un sinvergüenza. Mi hermana Gloria le defendió y mi sobrina se refirió a ella en los mismos términos».
La repartición del pastel era demasiado golosa. Y es que Amador cifró en «quince o veinte millones de euros» la fortuna que podría tener Rocío Jurado cuando falleció: «tenía un gran patrimonio». Algo que también consiguió con la última gala, Rocío Siempre, que emitió Televisión Española y que, según el ex manager, hizo para ayudar a su hija y a Fidel: «A mí me quisieron quitar de en medio y Rocío me agarró de los tobillos y me dijo que, o estaba yo también, o ella no hacía ese trabajo. Estaba ya muy enferma y yo no lo hubiera hecho».
Amador Mohedano confirmó que Rocío Jurado no quería a Fidel Albiac y que tuvieron que ir a por la caja fuerte a su casa tras el terrible accidente de tráfico
No cabe duda de que la situación es cada vez más tensa. Por vez primera, un miembro de la familia Mohedano aclaró cuál era la relación que Fidel Albiac, actual marido de Rocío, mantenía con La Más Grande: «No le gustó desde el principio. Aunque, con el paso de los años, empezó a tolerarlo. Pero el que verdaderamente se volvió loco fue Pedro Carrasco». Amador explicó que, justo después del accidente que pudo haber dejado parapléjica a su sobrina, su hermana pidió que acudieran a la casa para llevarse la caja fuerte: «Fuimos con el chófer (José María Franco) que fue el que nos dijo dónde estaba la caja. Mi hermana nos lo pidió porque no se fiaba de Fidel. Y tanto Pedro, como José (Ortega Cano) como yo fuimos a por ella».
Preguntado por los intereses que mueven a Rocío a seguir sin querer abrir el Museo de Rocío Jurado construido en Chipiona, Amador es realmente claro: «No quiere hacerlo. Es una vergüenza. Ella quiere 30.000 euros anuales, el 50% de las entradas que se vendan y el merchandising de su madre. El Ayuntamiento le ha dicho que le parece bien, pero que les deje dos años para ver cómo funciona. Y ella no acepta esa propuesta». Guantá sin mano en una noche en la que también se habló de sentimientos.
«¿Qué siente ahora mismo Ortega Cano por Rocío Carrasco?, ¿todavía le sigue queriendo?», preguntó un majestuoso Jorge Javier Vázquez: «No, yo creo que no. Le ha dado suficientes motivos para no quererle». Además, Amador también confesó que, aunque nunca se lo ha verbalizado, tiene claro que al torero no le ha gustado el trato que ha dispensado a sus hijos, Gloria Camila y José Fernando: «Yo no entiendo por qué les dejó de hablar. Dicen que a Gloria por sus amistades. Pero, ¿qué amistades puede tener una criatura con 14 años?».
Renglón aparte merece la relación que en estos tiempos mantiene Rocío Carrasco con sus dos hijos, Ro y Da. Es precisamente algo de lo que Amador quiso hablar: «Yo he visto sufrir a esa niña. Mis sobrinos me han dicho que les tengo que proteger y es lo que estoy haciendo. Cuando Ro me dice que echa de menos a su madre, yo le digo que tenga paciencia porque una madre no se olvida de sus hijos y que es una cuestión de tiempo». Una afirmación que contrasta con la que mantuvo Mila Ximénez a resultas de la herencia de Rocío Jurado: «Según nos contó Rosa Benito, Rocío Carrasco pidió a su madre que no dejara nada a sus hijos para que el cabrón de Antonio David no pudiera meter mano».
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