Por tercer año consecutivo, y desde que sus padres fueran coronados, la Princesa de Asturias y su hermana, la Infanta Sofía, han acompañado los reyes en un día tan especial como es el día del Desfile de las Fuerzas Armadas. Las pequeñas, que en todo momento estuvieron pendientes del desarrollo del desfile, vivieron un momento de tensión cuando a Leonor se le olvidó hacer la reverencia al paso de la bandera. No sucedió con su hermana la Infanta Sofía que estuvo muy pendiente de los mandatos de su madre para seguir a rajatabla el protocolo
Las niñas lucían sendos abrigos,que ocultaban unos vestidos de la línea infantil de Carolina Herrera, en distinto color para protegerlas del frío de esta mañana tan gris y lluviosa, por lo que el cuadro de la familia real quedaba monocromático.
Doña Letizia tiene por norma -y es de gusto, a pesar de que en otras casas europeas rehuyen de ello, a excepción de la casa real holandesa- vestir a sus hijas en actos oficiales de manera similar aunque de distinto color. Así pues, las vimos en su primer acto, el 19 de junio de 2014 día de la proclamación del Rey ante las cortes, con el mismo corte en el vestido aunque luciendo distintos colores. Lo mismo que en este desfile que ambas lucían el mismo tipo de abrigo en distinto tono. Azul marino para la Princesa de Asturias y rojo para la Infanta Sofía. Algo poco habitual ya que las niñas suelen elegir el tono de sus vestidos en sus colores favoritos: rosa y sus derivados para la Princesa de Asturias; y tonos azules para la Infanta Sofía.
Ambas niñas llevaban el pelo recogido đe la cara con unas trenzas y el pelo suelto, que recordaba al recogido poco acertado e infantil que lució nuestra reina el día de la proclamación. Como calzado ambas llevaban unas manoletinas de la misma firma venezolana que no protegían del frío y humedad a las niñas.
Este es uno de los escasos actos oficiales a los que las hijas de los Reyes acuden a su corta edad y de las pocas veces que las vemos crecer. Como es habitual, y dada la edad de las niñas, no acudirán a la Recepción de autoridades en el Palacio Real por la exigencia de la etiqueta y el formalismo encorsetado inherente al acto.
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