La Veneno vuelve dispuesta a ajustar cuentas y a hacer temblar los cimientos políticos de España

No hay quien la calle. Cristina La Veneno está dispuesta a contarlo todo, aunque con su explosión literaria acabe por incendiar un ambiente político-social realmente convulso. Pero está convencida de que su verdad, la que narra en Digo: ni puta ni santa, es la que la gente que la sigue desde la década de los noventa quiere descubrir. La misma con la que mantiene la mirada cuando le preguntas con cuántos de esos encorbatados políticos ha tenido encuentros sexuales. Sí, porque La Veneno ha paseado por las camas -o eso parece- de decenas de influyentes mandamases españoles «Y no solo españoles», me corrigen con soltura cuando pregunto lo que podremos encontrar en este libro-aventura que pretende ser un escaparate de espontaneidad.

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La autora de la biografía posa junto a La Veneno en la presentación del libro en la discoteca Boite de Madrid

Escrito por Valeria Vegas, Digo: Ni puta ni santa relata la historia de un joven atrapado en el cuerpo equivocado que buscó y encontró a la mujer que hizo enloquecer a presentadores y empresarios. Cuenta la historia de esa prostituta de carretera que afronta el cambio de suerte. De la codicia, la fama y la ambición sin esperarla. El envoltorio perfecto a ese concepto algo manido, pero verdadero, de la España profunda en la que creció pero que le sirvió para ponerse el mundo por montera.

Porque La Veneno vuelve dispuesta, tan deslenguada, sincera y divertida que siempre, a poner entre la espada y la pared a todos aquellos que la subieron a los cielos y la dejaron caer en pleno vuelo. Sin red, con la única (in) capacidad de plantarse frente a una audiencia millonaria, menear su siliconada anatomía y provocar, con sensual atrevimiento, a todos aquellos que decidieron probar y comprobar su encanto: «porque si al final se sabe todo lo que oculto, España podría arder». Mejor será ir preparando los trajes ignífugos. Por si acaso.